Montserrat Romagosa
Sin emoción no hay pensamiento; todo pensamiento implica una emoción. Atender a las necesidades emocionales de los niños con altas capacidades nos ayuda a entenderlos. Tendremos que dejar atrás nuestra mente racional y analítica con su falso “ego” y su falso “yo”. Tendremos que entrar en un mundo diferente donde el “ser” es lo que realmente importa; con nuestra esencia y verla indestructible, ya que está más allá de las etiquetas que influyen negativamente.